LIPOFILLING O AUTOTRANSPLANTE FACIAL GRASO
El lipofilling facial es el procedimiento quirúrgico que nos permite restaurar y redefinir los volúmenes faciales perdidos por la edad, mediante la transferencia de grasa del propio paciente obtenida por liposucción.
Durante el proceso de envejecimiento, la grasa facial subcutánea comienza a desaparecer progresivamente. Ésto unido a la perdida de firmeza y el efecto de la gravedad, provoca una reducción de volúmenes y flacidez facial.
Pacientes a partir de 35 años en los que el envejecimiento facial comienza a ser evidente, o en los que existe una perdida del volumen graso facial como consencuencia de: traumatismos faciales, asimetrías faciales, Sd de Parry Romberg o lipoatrofia facial por VIH.
Los principales volúmenes a restaurar suelen ser los pómulos, surcos de las ojeras, contorno mandibular y surcos nasogenianos. También puede ser empleado para aumentos en mentón o labios.
Además existe la opción de mejorar el aspecto de la piel gracias a la capacidad regeneradora de las células madre presentes en el tejido adiposo o graso obtenido del paciente mediante NANOFAT.
Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo que de forma habitual se realiza bajo anestesia local y sedación. No suele precisar ingreso hospitalario.
El lipofilling consta de dos fases quirúrgicas: la fase de obtención de grasa del propio paciente mediante liposucción y la fase de lipotransferencia grasa en las zonas a tratar.
Una vez obtenida la grasa es necesario procesarla para transformarla en MICROFAT, SNIF o NANOFAT, cada una de ellas con diferentes aplicaciones e indicaciones médicas.
Tanto la extracción de grasa como la infiltración de la misma se realiza mediante el empleo de microcánulas a través de orificios en piel de 1-2 mm, por lo que no existen prácticamente cicatrices visibles.
Las zonas habituales para realizar la liposucción suelen ser: abdomen, cara interna de muslos o cartucheras. Sólo en casos de pacientes excesivamente delgadas no será posible la obtención de tejido graso.
Sí. En muchas ocasiones puede asociarse a otros procedimientos como el lifting, la blefaroplastia o la rinoplastia.
La principal ventaja del lipofilling es que el material infiltrado es tejido graso del propio paciente, por lo que no existe riesgo de rechazo o alergias al mismo. Además la abundante presencia de células madre en el tejido graso, le confieren la propiedad de regeneración del tejido cutáneo, mejorando su apariencia y elasticidad.
Los resultados obtenidos son estables y duraderos en el tiempo, ya que está demostrado científicamente que entre el 70-80% de la grasa infiltrada queda integrada en el tejido. Sólo en algunos casos es preciso repetir la técnica para conseguir el resultado definitivo deseado.
En el postoperatorio inmediato ya se puede apreciar la restauración del volumen facial, sin embargo no es hasta el sexto mes postoperatorio cuando los resultados ya serán estables. Durante los primeros meses hasta el 30% del tejido graso infiltrado puede reabsorberse. El tabaco, dietas hipo-calóricas o ejercicio físico intenso puede aumentar dicho porcentaje.
Se trata de una cirugía con escasas molestias y resultados inmediatos.
Durante la primera semana es necesario el empleo de una faja compresiva sobre la zona de la liposucción. Pueden aparecer hematomas o edema en las zonas tratadas que suelen resolver en la primera semana.
Es recomendable la aplicación de frío local sobre la zona las primeras 24h para disminuir el edema y hematomas.
Es necesario reposo relativo durante las primeras 2 semanas, evitando esfuerzos físicos moderados.
El punto de la zona de la liposucción será retirado a los 7 días, en la primera visita de control.
Los pacientes en la mayoría de los casos pueden volver a su rutina diaria normal a los 2-3 días de la intervención.
Son muy poco frecuentes, casi anecdóticas. Las más frecuentes son hematomas, edema, asimetrías en la cicatrización. Todas ellas suelen ser de carácter temporal.